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Cisternas en La Luz

I. D.

La Autoridad Portuaria de Las Palmas aprobó este lunes la adjudicación del uso de 7.053 metros cuadrados de suelo público portuario a la compañía Stormalda para la instalación de una planta distribuidora de aceite de pescado. El centro estará ubicado junto al muelle Cambulloneros sur del Puerto de La Luz y de Las Palmas. La empresa recibirá el producto procedente de varios países africanos, entre ellos Mauritania, para analizarlo y clasificarlo antes de reenviarlo a las granjas de salmón del norte de Europa. La mayor parte de la planta, 6.030 metros cuadrados, estará ocupada por un máximo de 25 depósitos de entre 200 y 1.900 metros cúbicos de capacidad donde se almacenará el aceite de pescado. Stormalda también construirá una nave almacén y un edificio de oficinas que acogerá el laboratorio en el que se realizarán las pruebas de calidad de la mercancía. La compañía, liderada por Héctor Cabrera y Solveig Samuelsdottir, prevé ejecutar las obras en tres etapas e invertir más de 11 millones de euros en la construcción de las instalaciones. La primera fase podría estar finalizada en 2024. Con este subproducto de las harinas de pescado se pueden producir derivados funcionales para bebidas dietéticas o fortificantes, galletas y hasta 800 productos comestibles, tanto en la alimentación humana como en los piensos para mascotas o animales de granja. | de suponer un impacto económico negativo, la industria harinera también es muy nociva para el medio ambiente. Las fábricas están ubicadas en la orilla de un área de Nuadibú denominada La Puntilla. «Hace una década esa zona era un paraíso, con aguas limpias y dunas como las de Maspalomas, hoy se parece más a una zona de guerra», destaca el presidente de Zakia. Las factorías bombean el agua hervida que utilizan en su proceso industrial hacia la bahía y desemboca en el mar a una gran temperatura. «La llegada del agua caliente ocasiona un grave impacto en la flora y la fauna marina pero, además, va cargada de químicos», relata Boidaha.

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Nuadibú, la capital comercial mauritana, concentra 34 fábricas y Nuakchot, otras 18 factorías

La salud de la población mauritana también se ha visto afectada por la industria harinera, según denuncia la ONG. «El olor es repugnante e insoportable y los gases y polvo que emiten provoca muchos problemas respiratorios, especialmente en los bebés», señala el presidente de Zaika, quien detalla que es «muy alarmante» la cifra de recién nacidos que padecen asma en los últimos años, a pesar de que no tienen antecedentes familiares. Hay personas que han tenido que abandonar Nuadibú porque la vida en la ciudad se hace complicada para quienes desarrollan patologías respiratorias.

La capital comercial del país, con unos 120.000 habitantes, sufre problemas de suministro de agua potable. Las deficiencias de la red de abastecimiento y los frecuentes cortes de agua potable obligan a las familias a comprar cisternas. A esto se suma que la industria harinera consume entre el 30 y el 40% del agua que llega a la ciudad. «En las subastas de las cubas, la industria siempre gana a los ciudadanos y, además, contribuye a elevar el precio del agua en el mercado», denuncia Boidaha.

Zaika señala al anterior Gobierno mauritano, liderado por Mohamed Uld Abdelaziz, como principal impulsor de la instalación de las factorías harineras en el país. Abdelaziz llegó al poder tras un golpe de Estado en agosto de 2008 y las empresas comenzaron a instalarse en 2009. «Detrás de todo esto hay una gran parte de intereses personales y de corrupción», revela el presidente de la ONG, quien se muestra esperanzado ante las restricciones que está imponiendo al sector el nuevo Ejecutivo del país.

Economía

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